Como ya es de costumbre, a la distancia, pero conectados gracias a la tecnología y las redes sociales, hoy se celebró en el Templo del Colegio Técnico Industrial Don Bosco Antofagasta, la misa de segundo domingo de Pascua, también conocida en nuestra Fe como la misa de la Divina Misericordia.

La eucaristía fue presidida por el Padre Director, Juan Bustamante, y concelebrada por sus hermanos sacerdotes de la comunidad salesiana de Antofagasta, en la cual se destacó el relato de los Hechos de los Apóstoles, el que nos describe la vida de la primitiva comunidad cristiana: asiduos a la palabra de Dios, a la Eucaristía y unidos en la caridad.

La homilía estuvo a cargo, esta vez, del Padre Enrique Fortin, quien destacó el mensaje de misericordia que nos trae la liturgia de este domingo: es que Dios nos ama – a todos- no importa cuán grande sean nuestras faltas. Él quiere que reconozcamos que su misericordia es más grande que nuestros pecados, para que nos acerquemos a Él con confianza, para que recibamos su misericordia y la dejemos derramar sobre otros. De tal manera de que todos participemos de su gozo.

Cabe señalar que la celebración del segundo domingo de Pascua dedicado a la Divina Misericordia, fue instituida en 1995 por el Papa San Juan Pablo II, quien había conocido de niño el culto promovido por Sor Faustina. En aquella ocasión, el Papa  celebró la misa y bendijo la imagen de Jesús misericordioso, una copia del cuadro dictado por la religiosa después de una visión, a petición del mismo Cristo, y conservado en el santuario de Lagiewniki, un suburbio de Cracovia.

Asimismo, la Iglesia en Chile, en este segundo domingo de Pascua, tenía la antigua tradición de llevar la santa comunión a los enfermos acompañada de los cuasimodistas que servían como un ejército en orden e imponencia con sus vestuarios y gritos. Esta tradición fue interrumpida por primera vez, por la contingencia sanitaria.