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Lunes, 23 Noviembre 2020

CTI Don Bosco Antofagasta celebró último domingo litúrgico del año, recordándonos que nuestro Señor Jesucristo es un Rey justo y servidor de los más pobres

La comunidad del Colegio Técnico Industrial Don Bosco Antofagasta celebró la eucaristía correspondiente al último domingo litúrgico durante el año, también conocido como el “Domingo de Cristo Rey”: toda una alabanza a Cristo Rey del Universo, que no excluye a nadie y quiere salvar a todos con su amor misericordioso.

La misa fue presidida por nuestro padre director, Juan Bustamante y transmitida por nuestras redes sociales desde el Templo Don Bosco, donde también llegaron los fieles que pudieron inscribirse, pues recordemos que desde la implementación de fase 3 del plan “Paso a paso” determinado por la autoridad sanitaria, las personas pueden asistir a la ceremonia eucarística (previa inscripción en la semana). Cabe señalar además, que en la eucaristía se recordó a la madre de nuestro padre director, quien partió al Reino de los Cielos hace 11 años.

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La ceremonia comenzó con el tradicional rezo correspondiente al inicio del “Mes de María”, dando luego paso al canto inicial animado especialmente por el coro del Templo, encabezado por la maestra Judith Quinteros.

La liturgia de la palabra comenzó con el texto del Antiguo Testamento del profeta Ezequiel, donde se nos presenta al Señor que viene el último día, que viene a restablecer la justicia, y su preocupación es salvar y dar reposo. Por otra parte, el salmo responsorial (Salmo 22) fue interpretado por nuestro coro sobre la base del texto del buen pastor, dando paso así a la segunda lectura, donde San Pablo nos proclama una especia de gran apocalipsis, y contemplamos un gran fresco de la resurrección en el que, en Cristo, todos resucitan.

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            En la lectura del Evangelio, el texto exclusivo de Mateo presenta a Jesús que nos habla de la retribución final en el juicio que seguirá a la gloriosa venida del Hijo del hombre. Es el que se refiere a la parábola del Juicio Final, donde todas las naciones pasarán delante del señor para recibir la sentencia definitiva. En esa línea, el padre Juan nos dijo en su homilía que el Reino de los Cielos proclamado por Cristo no es algo lejano, pues como un buen pastor, Cristo está siempre con su rebaño, con los fieles de la Iglesia a quienes también nos llama a servir al prójimo

“Acá vemos un Dios que nos obliga a mirar la necesidad del prójimo, dónde y a quién podemos servir… El servicio al prójimo y necesitado, va a ser un servicio al mismo Dios. No nos podemos olvidar: las acciones de Dios en favor de su pueblo son portentosas, son concretas”.

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Además, nuestro padre director concluyó a partir del evangelio que seremos examinados en el amor, si es que hicimos lo que el Señor nos dice en su palabra: “Puedo decir que creo en Dios, que rezo, que hago esfuerzo por cumplir con los sacramentos, pero si no amo a mi prójimo eso queda muerto, no tiene sentido. El desafío actual que podemos llevarnos al término de este día, que es el último día del año litúrgico es sacar un buen propósito para empezar un nuevo año que Dios nos regala, haciendo alguna acción concreta que se asemeje a las obras de caridad o misericordia que escuchamos en el Evangelio”.

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Luego de la oración de los fieles y la presentación de ofrendas se procedió a culminar la ceremonia, donde se nos recordó que nuestro propósito sea el de vivir cada vez más como discípulos y seguidores de este Rey, para construir así, ya ahora, en nuestro mundo, su Reino: la civilización del amor.

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